¿Qué ves?
Dos manos con sus respectivas cicatrices, aunque
algunas desearíamos no tenerlas.
Un dedo anular con su respectivo anillo de
casados, aunque falte uno de la pareja.
Unas arrugas en su respectiva persona,
aquella que tanto significa para nosotros, aunque desearíamos tenerla más
tiempo.
¿Solo eso?
No, y el tiempo, veo el tiempo con sus
respectivos segundos, minutos, horas, días…, aunque nunca el suficiente. También
veo la muerte, con sus respectivas esperanzas a que tarde en llegar y, con sus
miedos y temores, aunque, ¿de verdad tendríamos que tenerlos?
¿Y qué te
transmite?
Sentimientos antagónicos, tristeza y felicidad, pero ¿es esto posible? La tristeza sería lo común, lo lógico, debido a la pérdida de
un ser querido, a toda su esencia y, a tener que basarse en recuerdos que con
el tiempo acabarán desapareciendo con ella pero, ¿y si sientes alivio? No
porque esa persona se vaya, sino porque sabes que va a dejar de sufrir y, todas
sus agonías desaparecerán y quedará descansando en paz, para siempre.
Me produce
angustia, porque ningún ser humano está preparado para el fin aunque Platón afirme que "la filosofía es una preparación para la muerte". Tenemos miedo a que
nuestra existencia acabe, aunque en realidad lo que tememos es a cómo morir. Morir
solo, acompañado, sufriendo o no, de un tiro en el pecho o por viejo.
Todo depende, y no lo podemos definir.
Lo cierto es que la célebre frase: “no sabes lo
que tienes hasta que lo pierdes”, se cumple en demasiadas ocasiones. ¿A qué me
refiero con esto? A que nos pasamos toda la vida invirtiendo en objetos o
consejos que nos hagan “ahorrar tiempo” cuando, lo que deberíamos hacer, es
aprovecharlo. A lo mejor no resulta tan malo escuchar las historias que tus
abuelos te cuentan sobre lo que han vivido o, los típicos consejos de tu madre y
de tu padre que solo pretenden ayudarte y hacerte feliz. A lo mejor, no es tan
malo pasar más tiempo juntos porque no somos seres infinitos y, a lo mejor, tampoco
es tan malo disfrutar con ellos en vez de verles consumirse porque, al fin y al
cabo, la pérdida ya es una pérdida y, por ahora, no podemos viajar al pasado.
¿Entonces,
que piensas sobre mí?
Creo que a los seres humanos nos da miedo lo
desconocido. Necesitamos conocer para sentir confianza y tranquilidad, por eso
nos angustia tanto el hecho de que algún día dejaremos este mundo. Nunca
sabremos a dónde iremos, si al cielo o al infierno, si renaceremos o
simplemente dejaremos de existir. Todo aquello que escapa de nuestro control
nos asusta, porque no somos capaces de predecir cuándo ocurrirá ni tampoco
seremos capaces de experimentarlo. Por eso creo que tú te encuentras y te
encontrarás siempre en la mente y que, a lo largo de nuestro camino, nos iremos acercando
más a ti hasta que nos agarres y nos lleves contigo. Así sucede y así sucederá, un
hecho inevitable del que estamos tan acostumbrados, que nos hemos hecho
inmunes. Así pues, no debemos temerte pero tú a nosotros sí, pues como decía Zenón de Citio, "ninguna pérdida
debe sernos más sensible que la del tiempo, puesto que es irreparable".
Esther Escalada, alumna de 1º de bachillerato
Imagen: fotografía original
Quique, te felicito por tu gran labor como profesor de filosofía.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen, pero lo importante es la materia prima con la que trabajo. Un saludo
Eliminar